Los objetos cotidianos convertidos en verdaderos artículos de lujo pueden ofrecernos experiencias inolvidables: zapatos de edición limitada que nos hacen sentir como las nubes o muebles en los que podemos sentirnos como reyes en nuestro propio hogar, pero ninguna de esas experiencias se puede comparar con la de llegar al cielo de la alta perfumería, tal y como lo ha logrado Cartier con una instalación en el Palais de Tokyo donde se encuentra la combinación de la ingeniería climática de la firma alemana Transsolar con aromas de la firma francesa que buscan cambiar la percepción del espacio.
No, no es el lanzamiento de un nuevo perfume ni mucho menos de una nueva campaña publicitaria: se trata de la primera entrega de una serie de intervenciones y proyectos artísticos a cargo de Mathilde Laurent, maestra perfumista y encargada del área de cosmética de Cartier con el nombre de OSNI (Objeto Sensorial No Identificado) que junto a Transsolar han diseñado una primera instalación en forma de cubo de vidrio con una escalera giratoria en el interior, rodeada de una nube artificial que lleva a otro nivel la interacción con el arte.