Hablamos siempre de llevar una dieta sana que proteja al organismo por dentro para lucir bien por fuera, sin embargo, algunos nutrientes en particular pueden tener mayor impacto en nuestro cuerpo retrasando o evitando signos del envejecimiento. A continuación te mostramos cinco nutrientes con efecto antienvejecimiento científicamente probados.
Resveratrol
El resveratrol es un compuesto con potente acción antioxidante que por diferentes efectos en el organismo que nos alejan de enfermedades y promueven la salud se considera que posee propiedades antienvejecimiento según un estudio publicado en Journal of Cosmetic Dermatology.
Entre otros efectos incentiva la producción de oxido nítrico que tiene efectos vasodilatadores y beneficioso para el sistema cardiovascular, así como también, promueve la activación de sirtuína, una proteína con actividad enzimática que regula el metabolismo y reduce el envejecimiento en las células del cuerpo.
El resveratrol es un fitoquímico perteneciente a la familia de lo polifenoles que se encuentra en el vino tinto, en las uvas moscatel, el zumo de uva, los cacahuetes y la soja indica una investigación publicada en 2002, por lo que el consumo de estos alimentos en el marco de una dieta saludable puede sumar este compuesto con efecto antienvejecimiento a nuestro organismo.
Fibra
La fibra es la parte no digerible de nuestro organismo que puede tener diferentes efectos beneficiosos ayudándonos a estar sanos y en forma. Pero un estudio publicado en la revista Gerontology concluyó que quienes más fibra consumen tienen un envejecimiento más exitoso.
Así, una ingesta de cereales integrales, frutas, verduras, legumbres y otros alimentos ricos en fibra puede reducir el riesgo de sufrir enfermedades de todo tipo, incluso las más prevalentes en la actualidad vinculadas a nuestros hábitos.
Por otro lado, una investigación publicada en 2015 señala que una adecuada ingesta de alimentos ricos en fibra reduce el riesgo de morir por cualquier causa y nos suma años de vida.
Curcumina
La curcumina es un compuesto fenólico presente naturalmente en la cúrcuma que tiene efecto antioxidante en nuestro cuerpo y antiinflamatorio.
Asimismo, científicos de la India probaron su efecto protector ante los cambios dañinos en el ADN que pueden provocar los radicales libres del oxígeno ocasionando un envejecimiento prematuro. De hecho, se confirmó su efecto radioprotector que permitiría alejarnos de muchas enfermedades.
La curcumina, como su nombre lo indica, es un antioxidante propio de la cúrcuma que podemos sumar con este ingrediente a nuestra dieta.
Vitamina C y E
Estas dos vitaminas son reconocidos nutricosméticos para nuestro cuerpo. Ambos tienen función antioxidante y si actúan conjuntamente sus efectos se potencian pudiendo prevenir daños celulares y en la piel causados por ejemplo, por la radiación solar como señala un estudio publicado en Journal of Investigative Dermatology.
Así, estas dos vitaminas forman parte de las estrategias antiedad más usadas a nivel dermatológico y no sólo pueden reflejar su efecto en la piel sino en otras partes del cuerpo al proteger de los radicales libres del oxígeno a cada célula del cuerpo.
Incluir aceites vegetales, semillas y frutos secos nos permitirá obtener vitamina E, mientras que la vitamina C quedará garantizada si consumimos variedad de frutas y verduras frescas como parte de la dieta habitual.
Si quieres prevenir enfermedades y lucir bien evitando los signos prematuros del envejecimiento, aquí tienes cinco nutrientes con efecto antienvejecimiento científicamente probados que puedes sumar con los alimentos a tu dieta.
Bibliografía consultada | Journal of Cosmetic Dermatology, Volume 7, Issue 1, March 2008, Pages 2–7; J. Agric. Food Chem., 2002, 50 (11), pp 3337–3340, DOI: 10.1021/jf0112973; J Gerontol A Biol Sci Med Sci (2016) 71 (10): 1335-1340, DOI: https://doi.org/10.1093/gerona/glw091; BMC Medicine, 2015, 13:59, DOI: 10.1186/s12916-015-0294-7; Mutation Research/Genetic Toxicology and Environmental Mutagenesis, Volume 611, Issues 1–2, 10 December 2006, Pages 96–103; Journal of Investigative Dermatology, October 2005, Volume 125, Issue 4, Pages 826–832; y Dermato-Endocrinology, Volume 4, 2012 - Issue 3.
Imagen | iStock y Pixabay
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